12/9/07

QUIENES SOMOS


RENACER (grupo de ayuda mutua para padres que han perdido hijos) nació en Río Curto, Córdoba en diciembre de 1988 por iniciativa de Gustavo y Alicia Berti, un matrimonio de médicos que, al no encontrar salida a su dolor por la partida de su hijo Nicolás, buscan en otros padres con la misma situación, darle sentido a sus vidas a través del amor puesto en el servicio. Así fueron formándose filiales en otras ciudades, provincias y países..
Aquí, en Tandil se fundó por iniciativa de María Hortensia Villegas, mamá de Pedro y Susana Serra, mamá de Sebastián. Estas mamás se encontraron, intercambiaron experiencias e ideas y en menos de un mes, el 19 de febrero de 1994, Renacer como filial nació en Tandil con una reunión de 22 padres convocados a través de los medios de comunicación.
Desde entonces las reuniones semanales no han tenido interrupción, pasando por el Grupo cientos de padres. Algunos de ellos permanecen desde hace más de 10 años; otros van, vienen, vuelven; otros han partido a encontrarse con sus hijos. Todos, siempre, han sido reconfortados en Renacer recibiendo y dando amor.
Por su labor, Renacer Tandil es muy respetado por la comunidad y fue reconocido como “de interés social” por el Municipio a pocos meses de su nacimiento en la ciudad; recibiendo además, un predio llamado “Parque árbol de la vida”; hermoso lugar en la ladera del Lago del Fuerte. Allí hacemos plantaciones en homenaje a nuestros hijos. Cada uno de ellos tiene un árbol con su nombre y muchos, de más de diez años, ya dan sombra para el descanso y ramas para los nidos.
La historia y vida del Grupo va asentándose en Libros de Actas que expresan una síntesis de lo que acontece semanalmente en las reuniones, mensajes de los papás y acontecimientos que merezcan destacarse. Esta es una manera de plasmar los avances, retrocesos y crecimiento del Grupo y nos ha permitido, muchas veces, consultar sobre situaciones difíciles de resolver y encontrar en la experiencia pasada, la respuesta positiva para salir del conflicto siguiendo adelante con más fuerza. También, y fundamentalmente, es el espacio donde revivimos permanentemente la emoción de ser “la mamá o el papá de…” poniendo nuestros nombres junto a los suyos.
Los temas que se tratan y analizan en las reuniones ayudan a la sana elaboración del duelo y tienen que ver con la vida, con la nueva vida que nos toca vivir. En ella está nuestra relación con los hijos que partieron; con los hijos que quedan (si quedan o no); con los abuelos; con los hermanos; con la gente que amamos y que nos ama, con la que no; con la fe; con la sociedad y con nosotros mismos.
El Grupo carece de estructuración y ésta es una característica o postura que nos ha costado mucho esfuerzo mantener. En este aspecto es destacable la experiencia adquirida participando en Encuentros y Jornadas de Grupos Renacer, donde se manifiestan los distintos grupos destacándose en sus expresiones la horizontalidad, la autogestión y el respeto.
Hubo, en estos años, variadas propuestas para organizar al Grupo de manera distinta; como la incorporación de profesionales para “orientar” a los padres psicológicamente; la separación de padres en “nuevos” y “viejos”; crear grupos de bienvenida; la recaudación de dinero para posibles gastos o actos de beneficencia; colectas; etc. Ninguna de estas propuestas tuvo aceptación porque entendimos que incorporarlas, llevaría al Grupo a una estratificación que nos anularía como pares, condicionando y sometiendo a algunos padres a la toma de decisiones de otros padres que, por “viejos” o “más expertos”, no son sus superiores.
La participación de los hermanos (los hijos que quedan), abuelos y demás familiares siempre fue bien recibida en el Grupo. Pero fueron los hermanos quienes permanecieron y reclamaron un espacio para poder tratar “ sus cosas”. Así, a partir del 13 de Abril de 2007, el Grupo de Hermanos se reúne con el objetivo de aprender en esta Escuela de Vida compartiendo experiencias, pesares, logros y proyectos.
Nuestro Grupo no adhiere ni rechaza prácticas de fe ni religiosas de los padres. Cada uno es libre y responsable de participar en todo aquello que le ayude a estar mejor sin sentir coartada la posibilidad de manifestarse individualmente en lo social, político o religioso.
Luego de atravesar la experiencia más dolorosa de nuestra vida: la partida física de nuestros hijos, decimos que aceptamos algunos y tratamos otros, de vivir sanamente sin su presencia física encontrando un sentido en el servicio, en el amor por el otro y la reciprocidad que ese amor nos brinda.
Sostenidos en el basamento científico de la Escuela de Logoterapia de Víctor Frankl practicamos la Logoactitud, lo que vale decir: “ante esto que nos ha pasado, yo no tengo respuesta. Solo tengo presencia “.
“El espíritu es vigor natural, virtud que alienta y fortifica al cuerpo para obrar; es ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo, vivacidad e ingenio. Y la espiritualidad es la naturaleza y condición de espiritual, es decir, priorizar lo sensible sobre lo material”. En esta tarea de aprendizaje permanente, ponemos nuestra espiritualidad como energía motor que nos completa como hombres y mujeres impulsados a vivir con humanidad, con sentido; dándole a la partida de nuestros hijos un significado y recordando sus vidas como algo maravilloso.
Nuestra experiencia reafirma la necesidad de ser horizontales, de complementarnos y completarnos en el otro que, aunque distinto, tiene el corazón abierto para dar y recibir amor, amor incondicional. Es aquí donde nos detenemos a analizar el verdadero espíritu de Renacer y concluimos que es ese amor incondicional el que nos moviliza a una actitud de entrega; de darse sin esperar recibir y de recibir al darse. Sobre esta actitud dijo Víktor Frankl: “ El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar a otro ser que sufre, trasciende como ser humano”. Y nosotros decimos que SI, que aceptamos el desafío de transformar nuestra tragedia en un triunfo y que nuestro “ sí a la vida a pesar de todo” tiene un sentido y es el renacer diario, renacer en homenaje a Ellos que iluminan nuestro camino.

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